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Construir, no limitar: Sonali De Rycker de Accel sobre el cruce de caminos de la IA en Europa.

Sonali De Rycker, socia general en Accel y una de las capitalistas de riesgo más influyentes de Europa, tiene una visión optimista sobre las perspectivas del continente en el ámbito de la inteligencia artificial.

Sonali De Rycker, socia general de Accel y una de las capitalistas de riesgo más influyentes de Europa, se muestra optimista respecto a las perspectivas del continente en el ámbito de la inteligencia artificial. Sin embargo, expresa su preocupación por los posibles excesos regulatorios que podrían frenar el avance en este sector. Durante un evento reciente en Londres, De Rycker compartió sus reflexiones sobre la posición de Europa en la carrera global por la inteligencia artificial, equilibrando el optimismo con un enfoque realista.

“Contamos con todas las piezas necesarias,” afirmó ante los asistentes. “Tenemos a los emprendedores, la ambición, las escuelas, el capital y el talento.” Según De Rycker, el verdadero desafío radica en la capacidad de “liberar” ese potencial a gran escala, un objetivo que se complica por el complejo paisaje regulatorio europeo y el polémico Acta de Inteligencia Artificial. Aunque reconoce que las regulaciones son esenciales en sectores de alto riesgo, como la salud y las finanzas, teme que el alcance amplio de la AI Act y las posibles multas debilitantes puedan desincentivar la innovación justo cuando las startups europeas necesitan espacio para experimentar y desarrollarse.

“Hay una gran oportunidad para asegurarnos de que avanzamos rápidamente y aprovechamos nuestras capacidades,” indicó. De Rycker destacó que la AI Act, que impone estrictas normas a aplicaciones consideradas “de alto riesgo”, ha suscitado preocupaciones entre inversores. Si bien los objetivos de promover una inteligencia artificial ética y proteger a los consumidores son loables, existe el riesgo de que la red sea demasiado amplia, lo que podría desalentar la experimentación en etapas iniciales y el espíritu emprendedor.

Este sentido de urgencia se ve intensificado por un cambio en la geopolítica. Con el apoyo de EE.UU. hacia la defensa y autonomía económica de Europa disminuyendo, De Rycker considera que este es un momento decisivo para la Unión Europea. La necesidad de autarquía se hace evidente y quiere que Europa desbloquee todo su potencial. Menciona iniciativas como el “28° régimen,” un marco destinado a establecer un conjunto uniforme de normas para las empresas en toda la UE, como cruciales para crear una región más unificada y favorable para startups.

De Rycker opina que, si Europa fuera realmente una región única, podría desatar un poder increíble y no estarían discutiendo la supuesta desventaja del continente en tecnología. A su juicio, Europa está avanzando, no solo en innovación, sino también en su disposición a asumir riesgos y experimentar. Ciudades como Zurich, Múnich, París y Londres comienzan a construir ecosistemas autosuficientes gracias a sus destacadas instituciones académicas y una creciente base de fundadores experimentados.

Accel ha invertido en más de 70 ciudades en Europa e Israel, lo que ha permitido a De Rycker observar de cerca el paisaje tecnológico, que aunque fragmentado, está en flor. No obstante, señaló en una conversación reciente que existe una clara diferencia con EE.UU. en cuanto a la adopción de nuevas tecnologías. La tendencia de los consumidores estadounidenses a experimentar con la inteligencia artificial se traduce en mayor gasto en compañías de etapa inicial, fomentando un ciclo de innovación constante.

El enfoque de Accel refleja esta realidad. Aunque la firma no ha respaldado a grandes nombres en modelos de inteligencia artificial, ha optado por concentrarse en la capa de aplicaciones. “Estamos muy cómodos con la capa de aplicaciones,” afirmó De Rycker. Ejemplos de apuestas prometedoras incluyen Synthesia, una plataforma de generación de videos utilizada en la capacitación empresarial, y Speak, una aplicación para el aprendizaje de idiomas que recientemente alcanzó una valoración de $1,000 millones.

De Rycker considera a estas empresas ejemplos iniciales de cómo la inteligencia artificial puede generar nuevos comportamientos y modelos de negocio. “Estamos expandiendo mercados endebles a una velocidad nunca antes vista,” comentó, comparando la situación actual con los primeros días de la era móvil. Finalmente, De Rycker ve este momento como un desafío y una oportunidad inigualable. Si Europa se inclina demasiado hacia la regulación, podría estar sofocando la innovación necesaria para competir a nivel global, no solo en inteligencia artificial, sino en todo el espectro tecnológico.

Con la incertidumbre geopolítica en aumento y EE.UU. mirando cada vez más hacia adentro, Europa no tiene más opción que apostar por sí misma. Si logra encontrar el equilibrio adecuado, De Rycker cree que cuenta con todos los elementos necesarios para liderar. Cuando un asistente le preguntó cómo pueden los fundadores de la UE ser más competitivos que sus contrapartes estadounidenses, ella respondió sin titubear. “Creo que ya son competitivos,” apuntó, citando empresas respaldadas por Accel, como Supercell y Spotify. “Estos fundadores no son diferentes.”