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Gasté $3,000 en una computadora solo para jugar un juego de $20. No me arrepiento en absoluto.

Soy un entusiasta de la construcción de PCs, pero a pesar de toda mi experiencia y conocimientos, caí en la trampa de gastar "solo un poco más". Realmente no era necesario.

Construir un PC es una actividad emocionante, pero también puede resultar extremadamente costosa. Los precios de las mejores tarjetas gráficas están más altos que nunca, lo que significa que adquirir una máquina para gaming representa un gasto significativo, incluso si se opta por opciones más asequibles. La situación se complica aún más cuando se busca un sistema más potente. Aun así, es posible crear un buen ordenador sin gastar una fortuna, aunque muchas veces uno se convence de que es necesario invertir más de lo planeado. Este fue mi caso, donde terminé gastando $3,000 en un PC que utilizo principalmente para un juego que costó solo $20, impulsado por el temido FOMO, es decir, el miedo a perderse algo.

No construí mi PC recientemente, pero recomendaría esperar si alguien está pensando en actualizar. El mercado está en una situación complicada. Mi PC fue ensamblado hace poco más de un año y me costó casi $3,000, superando en $800 mi presupuesto inicial de $2,000. Este desvío se debe a la presión del FOMO, que afecta a muchos que abandonan sus presupuestos al sentirse tentados a gastar un poco más para obtener mejores componentes. Es un fenómeno común en las comunidades de construcción de PCs, donde se sugiere que pagar un poco extra puede llevar a mejoras significativas.

La realidad es que los costos adicionales tienden a acumularse rápidamente. A pesar de que la idea de asegurar la durabilidad de un hardware es atractiva, siempre llega una nueva generación que revive esa inquietud. Por eso, quienes ya poseen una RTX 4090 pueden sentirse atraídos a gastar $3,000 o $4,000 en una RTX 5090, aun cuando no lo necesitan realmente. Este ciclo continuo puede resultar en un PC que supera las necesidades reales del usuario, y eso es algo que me ha pasado a mí.

Al recibir mi nuevo PC, la mejora fue notable. Pasé de una Nvidia GTX 1060 a una RTX 4080, lo que me permitió disfrutar de juegos de alto nivel como Cyberpunk 2077 y Marvel’s Spider Man Remastered. La experiencia fue inigualable, y aunque disfruté de los gráficos impresionantes, no he terminado muchos de esos juegos. A menudo, mis horas de juego se destinan a títulos menos exigentes que no requerían mi nueva inversión.

Un juego que ha destacado en mi biblioteca de Steam es Spelunky 2, un juego de plataformas roguelike que he jugado por más de 600 horas. Este título, aunque simple, es increíblemente adictivo y basado en habilidad, lo que me ha proporcionado una satisfacción que muchos juegos AAA no logran alcanzar. En contraste, mi tiempo con Marvel’s Spider Man Remastered ha sido limitado, con solo 20 horas de jugo.

Si bien disfruto de mi nuevo PC y puedo jugar en configuraciones máximas, me doy cuenta de que podría haber optado por una máquina más barata. Tener un potente ordenador no garantiza que nos convirtamos en aficionados a los títulos más demandantes, y eso no está mal. Es esencial evaluar cuánto de ese poder es realmente necesario y cómo afecta nuestra experiencia de juego. Quizás, si no hubiera cedido ante el FOMO, hubiere considerado una RTX 4070. Sin embargo, a pesar de que a veces me pregunto si debería haber sido más moderado, mi amor por jugar sigue intacto.